Sin la vida, no habrían continentes

Si no fuera por la vida en la Tierra, nuestro planeta sería muy distinto al que hoy conocemos. Probablemente no tendría los continentes que hoy en día conforman su superficie, estando cubierta casi en su totalidad por océano. Además de contar con agua líquida, el 30% del planeta azul está cubierto por tierra, dando lugar a una impresionante variedad de organismos.

Desde hace tiempo ha quedado claro que la vida juega un papel importante en la evolución de la Tierra. Gracias a las plantas y a la vida fotosintética, se generó el oxígeno suficiente que dio lugar a nuestra atmósfera única. Así mismo, la vida influye en la cantidad de carbón, en forma de metano y dióxido de carbono, presente en la atmósfera y los océanos. Estos gases invernadero a su vez determinan el clima global.

Ahora, el investigador Tilman Spohn, del Instituto de Investigación Planetaria del Centro Aeroespacial Alemán en Berlín, asegura que la vida también influenció el interior de la Tierra. Hace 3.5 mil millones de años, cuando apareció la vida por primera vez, empezaron a crecer los continentes. De acuerdo con Spohn, ambos eventos están relacionados.

Spohn y su equipo centraron su investigación en torno a la meteorización biológica; el proceso de ruptura de las rocas por la actividad de animales y plantas. La roca desmoronada eventualmente es arrastrada por el agua y el viento hasta formar sedimentos, los cuales con el tiempo forman las zonas de subducción o las áreas en donde una placa tectónica desciende sobre otra.

Los investigadores desarrollaron dos modelos computacionales imitando la formación de continentes. El primero, en base a la erosión estimada de un planeta sin vida y el segundo conforme a la erosión actual. El primero dio como resultado una Tierra con continentes que cubrían únicamente el 5% de su superficie. El segundo, una Tierra similar a la que habitamos.

El equipo concluyó que los continentes son una consecuencia de la vida, la cual influye en la evolución de la Tierra. Los resultados sugieren que si los astrónomos alguna vez encuentran continentes en otro planeta, será una señal de vida alienígena.